Cierro los ojos.
Pienso en todo lo sucedido. Pienso en cómo me enamoré de ella.
La quiero, la quiero mucho.
Pienso en todo lo que me queda de vida, la quiero pasar con ella a mi lado.
Siento algo, algo que nunca sentí antes. Será porque algún día estuve muerto.
Pero llegastes tú, de la nada, y me resucitaste, con tu cariño y amor, me trataste como un Dios.
-No te dejaré ir en mi vida, ¿me oyes?
Sólo recuerdo esas palabras que me dijistes al oído.
Decirte que eres mi vida, es poco. Aún cuento los días para explicarte por qué lo eres. Te aseguro, que no tendrás ninguna duda.
Te amo, hasta el fin de mis días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario